Las elecciones legislativas en Venezuela del 6 de diciembre de 2020 resultaron en una victoria para el gobierno de Nicolás Maduro, ganando la mayoría absoluta del 72% de los votos, lo que traduce en 253 de los 277 escaños en el parlamento. Este resultado pone fin a dos años de confrontación entre Maduro y Juan Guaidó.
Sin embargo, tanto la oposición como el oficialismo salieron perjudicados. El 70% o más del electorado no votó, y la oposición, liderada por Juan Guaidó, perdió la Asamblea Nacional. Esto fue una derrota significativa para la oposición, que había optado por boicotear las elecciones y promover una consulta popular para exigir el cese del gobierno y el reconocimiento de la "presidencia interina" de Guaidó.
La participación de la oposición fue deficiente y falló en ofrecer una alternativa clara al régimen de Maduro. La división y la debilidad interna de la oposición, junto con la subestimación del poder del régimen y la inestabilidad política, resultaron en la pérdida de la Asamblea Nacional. Además, la oposición perdida la legitimidad para reclamar la "presidencia interina", dejando a Juan Guaidó sin respaldo de los 60 países que lo habían apoyado anteriormente.
Este resultado sugiere que la comunidad internacional, dividida entre el apoyo a Guaidó y a Maduro, también deberá reevaluar su postura. La derrota de la oposición y el fracaso de su estrategia de boicot y consulta popular ponen en tela de juicio la viabilidad de la transición democrática en Venezuela.
En resumen, las elecciones de diciembre de 2020 en Venezuela representaron una derrota para la oposición y para el régimen, marcando un punto crítico en la lucha por la legitimidad y el control del país.