CIDOB Notes Internacionales 264 - Noviembre 2021
El territorio de Cachemira, dividido entre India, Pakistán y China, está intrínsecamente ligado a la frontera del Himalaya. Esta indefinida frontera ha generado choques periódicos entre las tres potencias nucleares asiáticas. Aunque el conflicto entre India y Pakistán tiene su origen en sus respectivas independencias en 1947, la creación del espacio geográfico de Cachemira en el siglo XIX sentó las bases para este conflicto.
Historicamente, la creación de las fronteras y las independencias de India y Pakistán, seguidas por la República Popular China en 1949, ha significado un incremento en la importancia de las fronteras y ha provocado una serie de conflictos. India y Pakistán han enfrentado cuatro guerras: en 1947-1948, 1965, 1971 y 1999, además de múltiples escaramuzas y ataques terroristas.
China e India también han tenido una guerra en 1962 y han tenido múltiples conflictos fronterizos. La línea de alto el fuego entre India y Pakistán, especificada por el Acuerdo de Simla en 1972, ha estado en conflicto con las divisiones territoriales.
La administración de Cachemira entre India y Pakistán es compleja. India administra los estados de Yammu y Cachemira, mientras que Pakistán administra la región de Gilgit-Baltistán y lo que llama la Cachemira Libre.
La región de Cachemira es también objeto de disputa entre India y China, con China administrando Aksai Chin y un territorio que Pakistán le cedió en 1963.
El estudio de la historia de la región es crucial para entender los discursos que estos países utilizan para justificar sus reclamaciones territoriales. Cada país tiene su propia versión histórica y teoría que respalda su posición.
Cabe destacar que la administración y la gestión de la región de Cachemira ha estado influenciada por intereses nacionales y coloniales. La historia de la región es un reflejo de la competencia entre potencias coloniales y la posterior lucha por el control de las rutas comerciales y las fronteras.
Los conflictos en Cachemira han sido alimentados por una serie de factores, incluyendo la tensión entre la población local y los gobiernos que la administran, la presencia militar, y las tensiones políticas y económicas entre las potencias involucradas.
En conclusión, Cachemira sigue siendo un rehén de los intereses particulares de India, Pakistán y China. La situación es compleja y multidimensional, y requiere un entendimiento profundo de la historia y la geopolítica del área para abordar adecuadamente.