"Nuestra Casa, Casa Vuestra" es una campaña que culminó en Barcelona en febrero de 2016, enfocada en reclamar los derechos de personas refugiadas y migrantes, incluyendo el derecho a migrar y el derecho al asilo, además de los derechos más básicos como la salud, la educación, el trabajo y la vivienda. Dos años después, la situación de la vivienda para solicitantes de asilo y refugiados sigue siendo crítica.
El Estado, Generalitat, administraciones locales y entidades sociales coinciden en señalar la gravedad de la situación de la vivienda. Según las normativas comunitarias, el Estado debe facilitar y garantizar el acceso a la vivienda para solicitantes de asilo y refugiados, aunque esta obligación está limitada a los primeros 18 meses en España.
Ramon Sanahuja, director de atención y acogida a la inmigración del Ayuntamiento de Barcelona, identifica dos momentos de especial riesgo: cuando los solicitantes de asilo están esperando su primera cita con la Subdelegación del gobierno y al cabo de seis meses de haber entrado, cuando se espera que comiencen a vivir de forma autónoma fuera de los centros y pisos de acogida.
Desde julio de 2017, los criterios para acceder al Programa Estatal de Acogida se han restringido, dejando a muchos solicitantes en una situación de precariedad. Solo aquellos que acaban de llegar y se encuentran en una situación de extrema vulnerabilidad pueden acceder al programa de manera inmediata.
Los solicitantes de asilo y refugiados en Cataluña enfrentan tres grandes dificultades: la escasez de vivienda a precios accesibles, la falta de adaptación del sistema de acogida a los precios de la vivienda en las grandes ciudades, y el procedimiento legal que conduce a la pérdida del permiso de residencia.
La situación de acceso a la vivienda para solicitantes de asilo y refugiados es un reflejo de una problemática más general. Las iniciativas y programas implementados, como la construcción de infraestructuras más estables para ofrecer vivienda temporal, programas de acogida de estudiantes refugiados, y mentorías con alojamiento en casas particulares, son importantes, pero la dificultad de acceso a la vivienda es un problema que necesita abordarse de manera más amplia.